El mundo de la moda vive momentos de profunda transformación. Lo que antes parecía inquebrantable hoy se enfrenta a una realidad cambiante, donde las estrategias comerciales tradicionales ya no garantizan la supervivencia. La clausura inesperada de emblemáticas enseñas del sector textil ha dejado una huella imborrable en empleados, clientes y analistas. Mientras algunas firmas apuestan por la transformación digital y la sostenibilidad para seguir en pie, otras sucumben ante la presión del comercio electrónico, la caída de ventas y el peso de las deudas acumuladas.
El cierre repentino que sacude la industria de la moda
Empleados y clientes sorprendidos ante el anuncio súbito
La noticia cayó como un jarro de agua fría. De un momento a otro, varias firmas del prêt-à-porter anunciaron el cierre definitivo de sus establecimientos, dejando a cientos de trabajadores sin empleo y a miles de clientes sin su tienda de referencia. El caso de Kaporal, marca francesa que cesó su actividad de forma abrupta, cerró sesenta locales y despidió a doscientas ochenta personas, ejemplifica la brutalidad de estos procesos. En España, la situación no fue menos dramática: Benetton comunicó el cierre de más de cuatrocientos puntos de venta a nivel mundial antes de finalizar el año 2025, lo que en territorio español significó la pérdida de empleo para ciento sesenta y nueve trabajadores. La rapidez con la que estas decisiones se ejecutaron dejó poco margen de reacción tanto para la plantilla como para los consumidores habituales, quienes vieron desaparecer establecimientos que habían sido parte de su rutina de compra durante décadas.
Las razones económicas detrás de la clausura inmediata
Detrás de estos cierres repentinos se esconden complejas realidades financieras. Luciano Benetton, fundador de la emblemática firma italiana creada en 1965 en Treviso, acusó a la cúpula directiva de traición y denunció un agujero financiero de cien millones de euros. Este tipo de desajustes contables, sumados a la crisis del canal wholesale y a los cambios en los hábitos de consumo pospandemia, han acelerado la debacle de muchas enseñas. El prêt-à-porter francés, que en 1987 agrupaba a más de novecientas ochenta empresas con treinta y ocho mil empleados, enfrenta una crisis sin precedentes. En 2024, Francia experimentó el cierre de mil seiscientas sesenta y tres tiendas de ropa y accesorios, y el comercio minorista de moda registró datos negativos en ocho de los doce meses del año, con una caída interanual del cinco coma dos por ciento en julio. La falta de rentabilidad por metro cuadrado, la incapacidad de adaptarse a las nuevas tecnologías y la competencia feroz del comercio electrónico han sellado el destino de marcas que en su momento fueron líderes indiscutibles del mercado.
La historia de éxito que marcó generaciones de consumidores
Los primeros años: de pequeño taller a imperio textil
Muchas de estas marcas nacieron con historias inspiradoras. Gap, fundada en 1969 en San Francisco por Donald y Doris Fisher, se convirtió en un referente del estilo casual estadounidense. Benetton, por su parte, pasó de ser un modesto taller familiar en Italia a figurar en el año 2000 en el puesto setenta y cinco de las marcas más valiosas del mundo según Interbrand. Estas empresas supieron leer las necesidades de su tiempo, ofreciendo productos asequibles y de calidad que conectaban con un público amplio. La expansión internacional fue vertiginosa: tiendas en las principales capitales del mundo, campañas publicitarias innovadoras y colecciones que capturaban el espíritu de cada época. Durante décadas, visitar una tienda de Benetton o Gap era sinónimo de acceder a lo último en tendencias sin renunciar a la comodidad ni al bolsillo.
Las colecciones icónicas que revolucionaron el mercado
La capacidad de innovar y sorprender fue el sello distintivo de estas marcas. Benetton se hizo famosa por sus campañas provocadoras y su paleta de colores vibrantes, que rompían con la monotonía del mercado. Gap apostó por los básicos reinventados, convirtiendo prendas sencillas en piezas de culto. Otras firmas del sector, como Zara del grupo Inditex, lograron revolucionar el concepto de moda rápida, llevando las tendencias de la pasarela al público general en cuestión de semanas. Massimo Dutti, Stradivarius y Oysho ampliaron el abanico de opciones para consumidores con gustos diversos. Sin embargo, el éxito del pasado no garantizó la permanencia en un mercado cada vez más volátil y exigente.
Las dificultades que llevaron a la marca al colapso final
La competencia feroz del comercio electrónico y las grandes cadenas
La irrupción del comercio electrónico cambió las reglas del juego. Plataformas digitales ofrecieron una experiencia de compra virtual cómoda, rápida y accesible desde cualquier lugar. Los consumidores empezaron a preferir la comodidad de recibir sus pedidos en casa frente a desplazarse hasta una tienda física. En este contexto, firmas como Zara, perteneciente a Inditex, decidieron cerrar ciento treinta y seis tiendas a nivel mundial, más de cincuenta de ellas en España, como parte de una estrategia de digitalización y sostenibilidad. La prioridad pasó a ser contar con locales más grandes, mejor ubicados y con mayor integración de tecnología, como inteligencia artificial y sistemas de pago automático. Otras marcas del grupo, como Massimo Dutti, Stradivarius y Oysho, también se vieron afectadas por estos cierres, aunque en menor medida. La decisión se basó en criterios de rentabilidad por metro cuadrado, ubicación estratégica, comportamiento de los compradores y capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías. Aquellas enseñas que no supieron o no pudieron realizar esta transición quedaron rezagadas y, finalmente, fuera del mercado.
Crisis financiera y deudas acumuladas que sellaron su destino
La acumulación de deudas y las pérdidas sostenidas durante varios años fueron el golpe de gracia para muchas marcas. Gap, por ejemplo, registró pérdidas de casi mil doscientos millones de dólares en los últimos tres años previos a su recuperación parcial en 2023 y 2024, cuando obtuvo un beneficio neto de trescientos diecisiete millones de dólares en los primeros nueve meses de 2023. Sin embargo, las ventas disminuyeron un seis coma tres por ciento en ingresos en 2022 y un treinta coma dos por ciento en 2020. Aunque en el tercer trimestre de 2024 reportó ingresos de tres mil ochocientos millones de dólares, un aumento del dos por ciento respecto al año anterior, la firma decidió cerrar todas sus tiendas físicas y online en España, incluyendo su centro logístico en Barcelona. Las cinco tiendas afectadas, cuatro en Barcelona y una en Madrid, dejaron de operar, aunque los productos de Gap seguirán disponibles en tiendas multimarca como El Corte Inglés y otros distribuidores. La imposibilidad de sostener una red de locales rentable y la presión de otras marcas del grupo, como Banana Republic, Old Navy y Athleta, forzaron esta drástica decisión.
Qué pasará con las tiendas cerradas y los puestos de trabajo
El impacto laboral: cientos de empleados afectados sin previo aviso
El drama humano detrás de estos cierres es innegable. Cientos de trabajadores se quedaron sin empleo de la noche a la mañana, sin tiempo para prepararse ni buscar alternativas. En España, ciento sesenta y nueve empleados de Benetton perdieron su puesto, mientras que en Francia, Kaporal dejó en la calle a doscientas ochenta personas. La cadena C&A anunció el posible cierre del veinticinco por ciento de sus tiendas en Francia, lo que implicaría la supresión de trescientos empleos. Petit Bateau despidió a sesenta personas en España en 2019 y enfrenta la posibilidad de ser vendida por el grupo Rocher. La falta de protección laboral adecuada y la velocidad de los procesos de reestructuración empresarial han dejado a muchos trabajadores en situación de vulnerabilidad, con pocas opciones de recolocación en un sector que atraviesa una de sus peores crisis.
El futuro de los locales comerciales y posibles compradores interesados
El destino de los locales comerciales abandonados es incierto. Algunos podrían ser ocupados por otras marcas en expansión, mientras que otros permanecerán vacíos durante meses o incluso años. En Barcelona, el cierre del El Corte Inglés de Portal de l'Àngel y el posible cierre del FNAC de Plaça Catalunya han dejado espacios emblemáticos sin uso. Firmas como Naf Naf, adquirida por Migiboy Tekstil en 2024 por un millón y medio de euros, buscan compradores que apuesten por su relanzamiento. Sin embargo, la falta de interés por parte de grandes grupos y la desconfianza del mercado complican estas operaciones. Mientras tanto, las grandes cadenas que apuestan por la transformación digital, como Zara e Inditex, priorizan tiendas más grandes, sostenibles y digitalizadas, con ubicación estratégica y tecnologías como inteligencia artificial y pagos automáticos. El futuro del retail físico pasa por la integración de experiencias de compra híbridas, donde lo digital y lo presencial convivan de manera armoniosa, pero solo las marcas con músculo financiero y visión estratégica podrán sobrevivir a esta nueva era.
